Un Gran Perdón

El 8 de septiembre de 2024, los peregrinos se reúnen para la procesión anual del Gran Perdón de Notre-Dame-de-Lanriot, en Moëlan-sur-Mer, Bretaña. Francia.
La procesión religiosa recorrió 7 km desde la iglesia de Moëlan-sur-Mer hasta la pintoresca capilla a orillas del río Belon. La zona de Belon, famosa por su belleza natural, en particular sus paisajes costeros, celebra cada año esta importante fiesta.

La peregrinación atrajo a entre 90 y 100 participantes, entre veraneantes y residentes locales, incluidos nosotros, de Beuzec, a unos treinta kilómetros. Nos unimos a la procesión y caminamos hasta el lugar donde se celebraba la Eucaristía. Estandartes de diferentes grupos, portadores de cruces, dos estatuas de Notre-Dame llevadas por voluntarios, hombres y mujeres vestidos con trajes tradicionales bretones, todo ello contribuía al imponente aspecto del acontecimiento. Un carro tirado por caballos transportaba la estatua de Notre-Dame-de-Lanriot. A medida que avanzaban, los peregrinos entonaban himnos en bretón, invocando la intercesión de la Santísima Virgen a través del rosario, acompañados por el binioù y la bombarda (instrumentos musicales representativos de Bretaña). Al llegar a la capilla, se colocó la estatua en posición de honor y se celebró la misa al aire libre. El Padre Jean Marc pronunció una homilía en la que destacó la importancia y el lugar de la devoción a María en nuestra vida cotidiana.

Tras la misa, los peregrinos participaron en la procesión hasta la orilla del mar, ya que Notre-Dame-de-Lanriot es la patrona de los pescadores. Una vez en el puerto, hombres vestidos a la bretona colocaron las estatuas en un barco. A continuación, un diácono bendice el mar, las embarcaciones y a los peregrinos congregados, rogando por una abundante cosecha del océano. La ceremonia concluyó con el lanzamiento simbólico de una corona de flores al agua, en petición de protección para los pescadores y en memoria de los marineros muertos en el mar.

A pesar de un repentino aguacero, que fue acogido como un signo de bendición, los peregrinos se marcharon alegres, con el corazón lleno de devoción y gracia.

Escrito por Abiola, nigeriana, descubriendo un indulto bretón,
y la comunidad HES de Beuzec – Concarneau.
Publicado el 13 de septiembre de 2024