Por iniciativa del padre Marivin, párroco de la catedral de Vannes -ciudad de Bretaña, Francia-, se invitó a los religiosos y religiosas del decanato de Vannes-Arradon a reunirse en el Collège de Saint-François-Xavier para celebrar la jornada del 2 de febrero (la catedral estaba cerrada por reparaciones).
A las 11 de la mañana, nos reunimos al fondo de la impresionante capilla de 600 plazas para la bendición de las velas. A continuación, los cerca de sesenta consagrados, seguidos por los cristianos de la parroquia, suben en procesión y cantan:
«Levantad los ojos, aquí está la luz verdadera
Nuestro Salvador está entre nosotros».
En su homilía, el padre Marivin comparte sus reflexiones sobre los tres votos.
– En un mundo fascinado por el dinero, el poder y el «todo para mí», tú nos muestras cuál es tu riqueza. Tu voto de pobreza nos anima a resistir a la ley del cálculo y de la competencia, a hacernos libres para vivir la caridad de Cristo, que no se puede medir. Significa estar del lado de los pobres y de los excluidos, y discernir las necesidades y las expectativas de las personas».
– A través de la castidad, nos muestras que hay un modo hermoso de amar en espíritu y en verdad. Aligera nuestros corazones y nuestros cuerpos para que podamos seguir a Cristo en esta manera de amar que demostró a lo largo de su vida».
– Obedecer es escuchar, acoger, discernir, aceptar que otro te diga «hemos discernido que este camino es bueno para ti», y reconocer que no somos imprescindibles y que otros pueden hacerlo tan bien o incluso mejor. Esta actitud de Cristo servidor es una constante fundamental de la vida consagrada. Lo hermoso de vosotros es vuestra vida comunitaria: no os habéis elegido a vosotros mismos».
Tras esta exhortación, con las velas encendidas, renovamos nuestros votos según una fórmula común preparada por un equipo, por iniciativa de Sor Marie-Andrée Servel, Hija de Jesús de Kermaria. La Eucaristía fue orante y festiva, acompañada por la bombarda (instrumento de viento). A continuación, nos dirigimos al comedor escolar para la comida ofrecida por las parroquias del decanato. La comida fue servida por un equipo de voluntarios, a quienes expresamos nuestro más sincero agradecimiento. El aperitivo, servido de pie, fue la ocasión de encuentros muy variados y enriquecedores. Durante la comida, apareció un « peregrino de la Esperanza» con la pregunta: «¿Tenéis algún signo de Esperanza que compartir?» Una presentación a modo de juego invitó a las distintas entidades a presentarse: fecha y lugar de fundación, espiritualidad, evolución, etc., en un ambiente alegre y de buen humor. Una canción apropiada, muy popular, permite a las voces «presumir». Como colofón de la jornada, nos reunimos en la capilla para cantar las Vísperas. Nos fuimos con una tarjeta de recuerdo del evento.
Este encuentro nos dio un impulso y nos animó a hacernos «visitas» mutuas.
Sí, ¡todavía hay vida y dinamismo entre los consagrados!
«¡Yo también me consagraré! » le dijo una niña al padre Marivin.
Por Bernadette DERRIANT, Hija del Espíritu Santo. Comunidad de Vannes
Publicado el 12 de febrero de 2025