En agosto de 2021, durante nuestro Capítulo General en Francia -Ile-Blanche-, en los intercambios con la Hermana Thérèse Revault sobre mi misión en Camerún, le hablé de mi trabajo con los desplazados en el campo de la salud y la nutrición, de lo que sentía por los niños que a menudo están abandonados a sí mismos. Reciben ayuda humanitaria para pagar sus estudios hasta el final de la escuela primaria y luego nada para continuar sus estudios en la escuela secundaria. Como sus padres no pueden hacerse cargo, por falta de medios, estos jóvenes permanecen en los campamentos sin hacer nada. Con la ayuda de Thérèse Revault, puse en marcha un proyecto para que estos niños pudieran celebrar la Navidad y el fin del año. Para mí, era una forma de permitirles no sólo ser como los demás niños, sino también florecer y compartir la alegría.
A mi regreso de Francia, organicé una reunión con los responsables de cinco campamentos de desplazados en Zamay, una ciudad de la región del Extremo Norte de Camerún donde el Estado acoge a las personas que han abandonado sus pueblos a causa de las exacciones de Boko Haram.
Durante esta reunión, presenté a las autoridades mi deseo de celebrar la Navidad con los niños, su viabilidad… Definimos que sería para los niños de 10 a 15 años de estas familias desplazadas en los campamentos de Zamay. El proyecto pretendía prepararles regalos organizando un torneo de juegos y eventos: fútbol, conciertos, arte/cultura. Por ello, movilicé a las Hermanas y asociados de las Hijas del Espíritu Santo, a la comunidad y a «los amigos d’Ile Blanche». También solicité ayuda financiera o en especie a amigos y colegas para que me ayudaran con este proyecto de forma excepcional. Con los fondos recibidos, compramos regalos, ropa y alimentos para la comida festiva.
Comenzamos con el torneo de fútbol de 4 equipos de chicas intercalado con las carreras de resistencia de los chicos, seguido de partidos de fútbol de 4 equipos de chicos, intercalados de nuevo con la carrera de resistencia de las chicas.
Fue un momento emotivo para los niños, los padres, para nosotras, las Hijas del Espíritu Santo, y para todos. Los niños estaban felices con sus regalos, sus nuevas camisetas y su ‘boubou’ (gran túnica flotante, usada como vestimenta tanto por mujeres como por hombres). Los mejores equipos de chicos y chicas disputaron la final con carreras y conciertos de diferentes grupos: los mejores recibieron premios.
Los bailes, la entrega de regalos a los ganadores y una comida festiva cerraron estos días de «Navidad solidaria».
Hermana Marcelline ITETSHI, FSE, comunidad de Djarengol. Maroua. Publicado el 14 de enero de 2022