El sábado 11 de marzo, con la ayuda de las promotoras parroquiales, tuvimos la alegría de realizar una educación ambiental con los niños de una zona semi-rural de Santa-Rosa, Perú.
Cada promotora llevó 4 o 5 plantas de su casa, tierra y botellas de plástico cortadas y recicladas para que sirvieran de macetas para las plantas. Lo juntamos todo para conseguir nuestros objetivos. Pensamos que la sensibilización de los niños -que son nuestro futuro- les daría los conocimientos necesarios para apreciar el valor intrínseco de la naturaleza: sus beneficios medioambientales, culturales, educativos, para la salud y el ocio. Que estos niños establezcan una relación armoniosa con el medio ambiente contra la contaminación, el derroche desenfrenado de agua, electricidad…, y así ¡recuperar, sembrar, mantener! El respeto por la naturaleza y todo lo que nos permite vivir empieza en los entornos educativos, en nuestros hogares, y los niños pueden ayudar a sus padres y a su familia a tener un entorno sano y verde.
Terminamos nuestra sensibilización en el parque, donde los adultos ofrecieron plantas y ayudaron a plantarlas.
Una tarde muy agradable pasada juntos en el despertar de los niños a la protección de nuestro planeta tierra, un despertar que seguirá creciendo aquí en Santa Rosa y en otros lugares.
