«He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia» (Jn 10,10). Hoy, personal y colectivamente, «debemos escuchar el grito de los pobres, hacerlo nuestro, buscar lo que en nuestra sociedad genera injusticia y pobreza, confrontar nuestra conciencia con las exigencias del Evangelio y de la doctrina social de la Iglesia». (Regla de vida 18)
A la llamada del Papa Francisco y de acuerdo con su visión expresada en la encíclica «Laudato Si’» sobre el cuidado de nuestra «casa común», reconocemos la urgencia de escuchar y responder al grito de los pobres, de abrazar y poner en práctica los objetivos propuestos para una conversión ecológica integral. (Capítulo General de 2021)
El Año Jubilar de la Esperanza declarado por el Papa Francisco ha subrayado la importancia de la esperanza en nuestra vida y misión. La esperanza es una de las tres virtudes teologales, íntimamente ligada a la fe y a la caridad. La esperanza nos da la sensación de que un deseo se va a cumplir. Significa centrar nuestras expectativas en alguien o en algo. La esperanza nos permite abordar los problemas con una mentalidad y una estrategia adaptadas a su éxito.
Reflexiones
Desigualdad/transformación global. El entorno humano y el entorno natural se deterioran juntos. El deterioro del medio ambiente y de la sociedad afecta a las personas más vulnerables del planeta: «La experiencia cotidiana y la investigación científica demuestran que son los pobres quienes más sufren los efectos más graves de todas las agresiones medioambientales» (Laudato Si’ 48). Por ejemplo, el agotamiento de los recursos pesqueros afecta especialmente a las pequeñas comunidades de pescadores que no tienen medios para reponer esos recursos; la contaminación del agua afecta especialmente a los pobres que no pueden comprar agua embotellada… La esperanza nos empuja a transformar el mundo y a hacer de él un lugar mejor, como nos recuerda san Pablo: «Sed hombres sensatos, aprovechando al máximo el tiempo presente, porque los días son malos» (Ef 5,16).
Liberación y salvación humanas. La esperanza cristiana es el impulso para cambiar el mundo desde la perspectiva del plan creador y los objetivos salvíficos de Dios. La invitación a transformar el mundo es un reto para reformar la sociedad y crear mejores condiciones de vida para los seres humanos, especialmente los pobres, los desfavorecidos y los indigents. El Papa Francisco considera que « un verdadero planteamiento ecológico se transforma siempre en un planteamiento social » ; debe integrar las cuestiones de justicia en el debate sobre el medio ambiente, para escuchar el grito de la tierra y el grito de los pobres (Laudato Si’49) « El rico y el necesitado están unidos; el Señor los ha hecho a ambos». (Prov 22,2)
« Se debe prestar particular atención a todos aquellos que se encuentran en situaciones particularmente difíciles, que son conscientes de sus propias debilidades y limitaciones, especialmente los afectados por enfermedades o discapacidades que limitan gravemente su autonomía personal y su libertad. La atención que se les presta es un canto a la dignidad humana, un canto de esperanza que reclama la participación armónica de toda la sociedad ». (La esperanza no defrauda, nº 11 – Carta del Papa Francisco para el Jubileo 2025 de la Iglesia Católica).
Acciones
Prestar atención a las siguientes áreas en nuestro trabajo misionero:
– Atención pastoral
– Campañas de sensibilización
– Rezar por los más afectados por el cambio climático, los que viven en la pobreza, los niños de las generaciones futuras que pagarán hoy el precio de nuestro egoísmo, los agricultores cuyos medios de subsistencia se ven destruidos por los cambios estacionales del clima.
– Visita a los ancianos en el hospital o a los abandonados.
Observaciones finales
Estamos llamados a ser faros de luz y esperanza Debemos ser constructores de puentes siendo la voz de los que no tienen voz y, a través de nosotros, se puede devolver la esperanza a los que carecen de ella.
Oración.
Para concluir mi reflexión sobre este espacio sagrado, me gustaría terminar con las palabras de oración del Papa Francisco: « … Dejémonos arrastrar hoy por la esperanza y contagiémosla a través de nosotros, a quienes la desean. Que nuestra vida les diga: ‘Esperad en el Señor, sed fuertes y tened valor; esperad en el Señor’ (Sal 27,14). Que la fuerza de la esperanza llene nuestro presente en la espera confiada del regreso del Señor Jesucristo, a quien sean la alabanza y la gloria, ahora y siempre ».(La esperanza no defrauda. n° 25 – Papa Francisco)
Cuaresma: semana 2
Peregrinación de Esperanza para la Creación
Comisión Laudato si : Hna. Justina Akubo, Nigeria