La Navidad es una época especial para todos los niños, porque es el momento de recibir regalos, ropa nueva, juguetes y comer «comida festiva». Pero, por desgracia, esta alegría no se da a todos… ¡como a los niños de familias desplazadas! Para ellos, el año pasado, los «Amigos de la Isla Blanca» (Francia) y los colegas de Cáritas de la diócesis de Maroua Mokolo habían contribuido a proporcionar un día de felicidad navideña a los niños de las familias desplazadas de Zamay.
Este año también han ayudado a sonreír a 180 niños, de los cuales 95 eran niños y 85 niñas.
Se eligió a los niños de las familias desplazadas de Tada, un pueblo no muy lejos de Mokolo -una ciudad de la región del Extremo Norte de Camerún, cerca de la frontera con Nigeria, al pie de los montes Mandara-. Hay un gran campamento para familias desplazadas. La celebración duró tres días, del 21 al 23 de diciembre. Los niños recibieron regalos: ropa de fiesta (vestidos para las niñas y conjuntos boubou-pantal para los niños), comidas, premios para los participantes y ganadores de los diversos juegos, como un partido de fútbol entre las niñas desplazadas y las de la escuela primaria de Tada, y un partido entre los niños desplazados y los de la escuela católica privada de Tada. También hubo una carrera de resistencia, un concierto de ballet y sketches.
Al final de todas estas actividades, las chicas cerraron la fiesta con un discurso de agradecimiento a todas las personas que les ayudaron a organizar la fiesta, especialmente a las Hijas del Espíritu Santo. Los niños también compusieron una canción en la que decían que «han perdido sus casas, sus parientes, sus amigos, pero gracias a la generosidad de la Familia HES y de muchas personas generosas, encuentran la alegría de ser considerados entre los vivos». Reclaman a los que no van a la escuela. Dieron las gracias a los supervisores, a los que cocinaron para ellos… La fiesta fue un gran éxito: la alegría y la felicidad de los niños y sus padres eran palpables.
Quisiera dar las gracias, después de los niños y de sus padres, a todas las personas que nos han ayudado a organizar esta hermosa celebración. Organizar y vivir este tiempo de Navidad con tanta gente es para mí un momento de inmensa alegría: es una oportunidad para vivir plenamente mi carisma como FSE.