Los días 14 y 15 de octubre, más de 40 consagrados de diversas congregaciones y de varias diócesis vecinas de la provincia de Lima nos reunimos en Lima -capital de Perú- para un encuentro de convivencia y reflexión sobre el tema: Alegría, profecía y esperanza en la vida consagrada.
En la misa de apertura, el obispo del Callao, monseñor Luis Alberto, nos dio la bienvenida a su diócesis y nos animó a llevar una vida enraizada en Cristo Jesús, a seguir la invitación del Sínodo a ser mujeres y hombres proféticos, nacidos de la escucha de la Palabra compartida. A continuación nos invitó a profundizar en los siguientes puntos:
– ¿Qué ordena la alegría en nuestra comunidad religiosa? ¿El pueblo de Dios nos ve como personas alegres? Necesitamos ser personas y comunidades religiosas alegres, viviendo como María que transmite alegría a su prima Isabel: se encuentran, cantan, hablan, profetizan. El encuentro con alguien que transmite alegría nos trae a Jesús. La alegría es un don, una gracia que el Señor nos regala incluso cuando los tiempos son más oscuros: falta de vocaciones, cierre de comunidades… Cristo siempre está con nosotros y nos acompaña.
– La esperanza nos invita a soñar, a ser soñadores como lo fueron nuestros fundadores. Ellos vieron el futuro y transmitieron el Evangelio a través de lo que vivieron en su tiempo, entregándose en cuerpo y alma para hacer visible a Cristo en medio del mundo. ¿Cómo podemos, a nuestra vez, ser creativos? signos para nuestro tiempo?
– Los textos de Jeremías han sido una fuerte guía para nosotros: «Antes de formarte en el seno materno, te elegí; antes de que salieras del vientre, te consagré: te hice profeta de las naciones» (Jer 1,5) Dios nos ha llamado a cada uno por nuestro nombre y nos invita a llevar la Palabra de Dios al mundo con alegría y esperanza.
– Símbolos de alegría y esperanza iluminaron nuestro encuentro: – La Palabra de Dios, signo de profecía obediente y cumplimiento de las promesas, – Los colores: amarillo, color de nuestra alegría, blanco, pureza, azul, esperanza y rojo, color del amor a la congregación que nos legaron nuestros fundadores, – Y en la creación, semillas y plantas, signos de vida y esperanza.
– La Familia Internacional. Como personas consagradas, vivimos en diferentes partes del mundo. Dondequiera que estemos, en todos los países y continentes, todos y siempre estamos de la mano de Dios, una riqueza de unidad en nuestra diversidad.
Terminamos nuestro encuentro cantando, bailando y dando un paseo.
Hermana Pascaline, HES – Comunidad HUAURA. PERÚ – Publicado el 18 de octubre de 2023.