Reconocimiento y gratitud

En el marco del año jubilar de los 70 años de presencia de las Hijas del Espíritu Santo en Camerún, el jueves 30 de mayo se organizó una peregrinación y una misa de acción de gracias en honor de Hermana Anne-Marie VOLANT y de todas las Hijas del Espíritu Santo misioneras fallecidas. – Anne-Marie VOLANT, Sor Thérèse-Célestin, es una de las pioneras de Camerún fallecida en 2002 y enterrada en la parroquia de Notre Dame de Lumière en Touloum, diócesis de Yagoua…

Varias Hijas del Espíritu Santo, laicos asociados a la congregación y fieles de la parroquia de Touloum se reunieron en esta ocasión para dar gracias a Dios por la vida de entrega de hermana Anne-Marie VOLANT, por lo que hizo por el pueblo camerunés en general y, de manera especial, por las personas de la etnia Toupouri de Touloum. La celebración eucarística fue presidida por el vicario general de la diócesis de Yagoua, el padre Nicolas NGARTONANG OMI, asistido por los abades Christophe BARWANG y Jean-Baptiste TAPGA, respectivamente párrocos de Touloum y Kalfou. En su homilía (Mt 25, 31-46), el abad Christophe recordó que Sor Ana María vivió plenamente el amor. Según los testimonios recogidos, la presencia amorosa de Sor Ana María en Touloum, su sencillez, su acogida, su cercanía y su atención a todos, causaron una fuerte impresión en la gente. Era una mujer de paz, de oración y de compartir con todos. Hizo de la promoción de la mujer su caballo de batalla. Todas las hermanas de la comunidad acogían a niñas obligadas a casarse y a mujeres maltratadas y les enseñaban a leer y escribir, costura, bordado y pequeños oficios para las jóvenes que no iban a la escuela. El compromiso y la dedicación de la Hermana Anne-Marie VOLANT a los pobres y vulnerables le valieron el apodo de «Maî Heng» en lengua toupouri, que significa «persona atenta y sabia».

Al final de la celebración eucarística, varias personas que habían conocido a hermana Anne- Maríe, entre ellas una joven que había estado en los «Saré» (viviendas que forman un recinto) y el padre Jean-Baptiste TAPGA, párroco de Kalfou y originario de la parroquia de Touloum, dieron testimonio de cómo era ella en el día a día. Para la joven, fue el recuerdo de una madre atenta, tierna y cuidadosa con sus hijos lo que permaneció en su memoria. Terminó su discurso diciendo: «Dios tomó a nuestra madre biológica y nos dio otra madre que supera a la que nos dio la vida. La hermana Ana María se convirtió en nuestra madre y nos colmó de todo su amor y cariño, y nunca nos faltó de nada.» En cuanto al padre Jean-Baptiste, le debe todo porque, dice, «la hermana Anne-María me salvó la vida. Le debo la vida, porque de niño tuve tétanos y gracias a su intervención me salvé. »

A continuación, la Hermana Angèle SILIKAM, Viceprovincial de las HES en Camerún, tomó la palabra para agradecer a todos y dar gracias a Dios por el trabajo evangelizador y el celo misionero de las pioneras de Camerún: Anne-Marie VOLANT, Marie-Cyprien KERBAUL, Rita OUELLETTE, Yvette QUILFEN y Hélène GUILLEMET. También expresó su gratitud y reconocimiento a todas las HES misioneras por la herencia espiritual y humana -el carisma y la espiritualidad de Marie BALAVENNE y Renée BUREL- que nos han aportado. Exhortó a todas las HES a los laicos asociados y a todos los cristianos a seguir el ejemplo de Sor Anne-Marie VOLANT y de todas sus compañeras, mujeres totalmente entregadas a Dios y a los demás, canales de amor.

Al final de la misa, se rezó una oración sobre la tumba de la Hermana Anne-Marie, seguida de la bendición de la tumba. A continuación, nos dirigimos al Centro de Formación de la Jeune Fille de Touloum, donde la hermana Angèle SILIKAM, en nombre de todas las hermanas de la Viceprovincia, hizo entrega de un regalo de material de costura a las «aprendices» del Centro. Fue una hermosa celebración llena de emoción, amor fraternal y gratitud en honor de la Hermana Anne Marie VOLANT, sus compañeras y todas las demás HES. En torno a una copa de amistad, todos siguieron compartiendo sobre diversos temas. Para muchos, fue la ocasión de conocer mejor a las HES, su carisma, su espiritualidad y sus diversas obras que ponen en pie a todos los hombres y mujeres.
Gracias a todas las primeras HES y a las que continúan su trabajo en Camerún.  Para nosotras, HES de hoy, es un desafío: que el Espíritu Santo nos preceda en el camino de la misión.

Hermana Jermé BAVA, comunidad de Doukoula. Publicado el 7 de junio de 2024